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Actualidad Gatuna

¿CÓMO EVITO QUE MI GATO RASQUE EL SOFÁ?

La respuesta la podemos encontrar en una frase célebre del libro “El arte de la guerra”. El autor Sun Tzu dice: “si no puedes con el enemigo, únete a él”. Bueno, más o menos como yo he hecho con mi gato Walter, al que decididamente le gusta rascar el sofá.

Aunque la guerra no está toda perdida. No he renunciado a mantener mi sofá, mis sillas y mis puertas en buen estado.

Mi última adquisición ha sido lo que ha ganado la última batalla que teníamos Walter y yo.

El tapete rascador para gatos que protege tu sofá, tus sillas o cualquier superficie, ha sido la gran solución a unos de los problemas más graves que de momento estábamos teniendo en casa con la llegada de mi gatito Walter. Ahora puede estirarse en su lugar favorito y yo estoy tranquila porque sólo está rompiendo una capa que con el tiempo volveré a cambiar.

Desde que llegó el gatito a casa, el sofá ha sido su gran aliado de juergas. Cualquier excusa era buena para pasear por la esquina del sofá y estirar su peludo cuerpecito para afilarse las uñitas. Cuando, a los días, me di cuenta que ese comportamiento era demasiado frecuente y que podría destrozar el sofá, me puse manos a la obra y empecé a preguntarme por qué lo hacía y si eso lo podía dejar de hacer o bien hacer en otro sitio si tanto le gusta rascar las cosas.

Lo primero que hice fue poner una tela sobre la esquina del sofá que rascaba. La tela no ofrecía la suficiente resistencia y al final Walter conseguí meterse debajo de ella y seguir con su tarea de pulido de uñas.

Estuve leyendo también sobre los productos anti-arañazo para gatos, que aplicas en las superficies que no quieres que arañen. Me gasté un buen dinero que no sirvió para nada. Preferí comprar este producto en una tienda física para poder tratar con el propietario mi caso particular y que me recomendase lo mejor que tuviera. Compré el producto que me recomendó y lo apliqué tal como me dijo. Y sabéis qué pasó? Pues como ya os he dado pistas al principio, tampoco funcionó. Por lo que estuve